martes, 11 de mayo de 2010

Plan AB+

Últimamente me pregunto qué pasaría si hiciera aquello contrario a lo que al final acabo haciendo. ¿Necedad? Quizás… ¿Excitante? Depende… ¿Precipitado? Por supuesto. Y me gusta. ¿Por qué no? Puede que un sábado cualquiera acabe con un labio reventado, una brecha en el pómulo izquierdo y los nudillos pelados. Joder, gota a gota alguien podría ir siguiendo mi rastro sanguíneo por el suelo. Hoy me ha tocado 0+. Sería como un pequeño juego laberíntico donde a la salida te encontrarás con el rey de bastos consumido por la serotonina. Pero no hay tiempo, ha sonado la campana. Knockout.

Rebobina. Permuta. Te han quemado con un cigarrillo, te has despistado y se ha esfumado. Tengo una quemadura del tamaño de un 0+. Pero también tengo un rastro de pintalabios y un chicle que no me pertenece en la boca. Sabe a vesania. Ella me ha dicho su nombre, pero ya ni me acuerdo, o no quise saberlo, no me gustan las despedidas. Aunque ella se ha ido sin despedirse y eso me jode. La iría a buscar, pero eso entra dentro de lo que al final no acabaría haciendo. ¿O sí?

¿Necedad? Aparente… ¿Excitante? Latente… ¿Precipitado? Evidente.

1 comentario:

  1. A mi tampoco me gustan las despedidas, sin embargo, tengo cierta simpatia hacia los planes más precipitados y menos elocuentes

    ( sóc la noia de la mala memòria que sempre acaba (re)troban-te)

    ResponderEliminar